Dato fundamental para entender que el viaje de la vida hubiera sido muy distinto sin poder hacer el signo del OK, sin el pulgar hacia abajo de los césares, sin chuparnos de pequeños el dedo pulgar, sin poder asirnos al vaso de cubata ni ejercitarnos con el mando a distancia. Un desastre evolutivo, vamos.
1 comentario:
Y no tendríamos esta juventud superdotada gracias al entrenamiento de sus dos pulgares con la play y derivados.
Ni el índice acusador, ni el dedo corazón insultador han aportado tanto a la especie casi humana.
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