Tienen un sabor exquisito. Oreados, primero, y después comidos a la plancha los jurelicos son un exquisito manjar. Estupendos para darse una hartá de migas con tomates secos fritos. Mejor en los días que el cielo parece abierto en canal y no para de llover de la mañana a la noche. Suplementos: chimenea y vino.
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