Y digo yo, los que no somos arrieros nunca nos encontramos en el camino. Entonces, nos veremos en el bar. Claro que si nos encontramos con un arriero en el bar, el burro lo tendrá que dejar en la puerta, no vaya a ser que se nos coma las tapas. Y en tal caso la sociedad amiga de los pollinos no nos denunciará por desatención al animal. Lo cual provocará dejar en el paro al arriero que ya no saldrá a trabajar y no se encontrará con nadie en el camino.
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