Es ese día de verano que estás colmado por ese personaje (familiar cercano o lejano, amigo o pariente, conocido o vecino) cargante al que ya no aguantas más por lo paliza que es el tío, más pesado que una mosca borracha y que te dan ganas de arrojarlo al mar, a un tajo o a un contenedor de basura para ver si lo reciclan. Y entonces gritas con desesperación «no lo soporto más». Y te desahogas.
1 comentario:
Está muy pero que muy bien desahogarse, sobre todo en verano. Un beso!
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