Detrás de la confesión "yo canto cuando me ducho" se esconde una patología camuflada que puede degenerar en una oligofrenia musical hereditaria, al trasmitir a los descendientes patrones de frustración. Por eso Europa hoy celebra el día de los que tienen un oído en frente del otro y les anima a entrar en un coro de grillos, en la coral de su pueblo o a cantar en las celebraciones religiosas y patrióticas, porque entre muchos se notara menos el desafine.
1 comentario:
Jajajaja... Eso me decían en la escuela, cuando nos obligaban a toda la clase a participar en el coro... jajaja... «tú canta, canta sin problemas que cuando sois muchos no se nota que desafináis y si no, mover los labios al menos» jajja
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